Tenemos la obligación de mostrarnos atractivos, limpios y aseados, por respeto a los demás, pero dentro de unos límites y sin obsesión por conseguirlo.
Que la delgadez o la obesidad, se considera así según quién opine. Suele haber una subjetividad, pues hay algunos que piensan que su peso es el ideal y otros, por el contrario, hacen crítica de su peso por más o por menos, al ver su imagen frente al espejo.
Que el sobrepeso no es deseable – sin entrar en la guerra de los pesos ideales-y los médicos siempre hemos abogado por ese control, cuyo exceso da lugar a tantas alteraciones, cardiopulmonares y traumatológicas. El organismo no está preparado para soportar más kilos de los que puede y debe.
Pero ahora, como en tantas cuestiones, se ha desorbitado este problema, y por citar a alguien, el crítico Kennedy Fraser dice: “el amor a la belleza tiene algo de desesperado, heroico y humano”. Hay un pánico a la imperfección, o a lo que cada cual opine de ella, y así se puede caer en la anorexia por creerse obeso-obesa.
De todas formas los modos y las modas cambian y lo que nos puede parecer perfecto, con el paso de los años puede resultar ridículo. Ahora consideraríamos” metiditas en carnes” a en los tiempos de Rubens eran mujeres bandera-.
De todas maneras, al ocuparme ahora de este tema es debido a la obsesión por la perfección corporal, o a lo que denominan lo perfecto. Y todo al precio que sea. Conseguir esta estética, como sea y con la “ botox”, se nutre de cantidad de hombres y mujeres que se consideran imperfectos y se someten- además de técnicas artificiales-a regímenes dietéticos que requieren un enorme sacrificio para los que han sido de buen comer y el espejo les muestra que sus curvas van acentuándose y las tallas les dicen que no caben en el número anterior.
El cuerpo, naturalmente, tiene su importancia y si su cuidado requiere sacrificio, a veces heroicos, ¿no sería deseable el mismo esfuerzo o más, y pensar en otros factores que, verdaderamente, hacen más amable la convivencia entre los humanos. Considerar la importancia de ser amables, generosos…y en tantos valores que conforman esa belleza interior y que pocas veces tomamos en serio. No se ven, pero se notan.
Si, además, no somos patológicos del comer o del adelgazar, conseguiremos ese cuerpo 10 por el que tantas y tantos suspiran de cara al verano y su exhibición.
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