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3 de noviembre de 2017 | Ángel Alcalá Pedrajas

VIAJAR A GRECIA (I)

Este año volvió Adarve a invitar a sus lectores a enviarle fotos de vacaciones, viajes, fiestas familiares… a fin de publicarlas en la sección “Gente de verano”. Al leerlo, me surge la idea de seguir la sugerencia. En vez de mi habitual artículo para los Extraordinarios de Feria, mandaré a la redacción un amplio reportaje ilustrado sobre mi reciente “Viaje a Grecia”. A lo mejor interesa más que otros temas periodísticos de mayor enjundia, al menos a tanto trotamundos como anda por ahí. Ahora bien, dada la extensión que el relato va adquiriendo mientras lo escribo, lo tendré que dividir en varios capítulos, a su vez ilustrados con fotos entresacadas de las cerca de dos mil hechas por el grupo a lo largo del viaje. Un viaje, que al haber vivido bregando con la teología, la filosofía y la historia del arte, yo largamente había soñado sin nunca conseguirlo… ¿A dónde querrían ir, si no a Grecia, los verdaderos entusiastas de estos tres saberes clásicos? Con razón nos lo repetían en aquellas obligatorias y enriquecedoras clases de Humanidades: “Grecia creó una civilización que no podía morir. Es imposible inventariar lo que el mundo debe a Grecia. Todo lo que en la historia humana evoluciona tiene su origen en Grecia”… Pues de pronto, sin premeditación ni miedo al tórrido calor, me encontré integrado en un grupo de 19 cordobeses dispuestos a viajar de inmediato hacia la Hélade. A ellos como a mí, para cumplir nuestro sueño, se nos había presentado una ocasión inmejorable: “La Peregrinación Ruta de San Pablo en Grecia”, impulsada por el Obispado de Córdoba con la organización técnica de Savitur,  Agencia malagueña de Viajes.

 La iniciamos temprano, yendo en bus desde CÓRDOBA al aeropuerto de Málaga. Y en un aeropuerto, ya se sabe lo que pasa: facturación de equipajes, controles de seguridad… Hasta las 13’ 10, hora indicada en la tarjeta de embarque, no subimos al avión de la Turkist, que a las cuatro horas aterrizaba en ESTAMBUL. Por suerte, en esta inmensa ciudad turca de 15 millones de habitantes, íbamos a disponer de seis horas libres, que invertimos en una excursión extra por su contorno y centro histórico. Mientras la hacíamos, en autocar y a pie respectivamente, acudían a nuestra memoria tantos nombres aprehendidos en el viejo Bachillerato… Bizancio, Constantinopla, Bósforo,  Mar de Mármara,  Solimán, Bayaceto, Santa Sofía, los versos de nuestro romántico y aventurero Espronceda  “y ve el capitán pirata, Asia a un lado, al otro Europa y allá a su frente Estambul”… Da la coincidencia que esta tarde, mientras nosotros paseamos por los extensos jardines de las Mezquitas, una gran multitud de fervientes musulmanes se está concentrando para culminar el mes de Ramadán. Asentados y colocadas sus ricas viandas sobre el mismo suelo verde, aguardan la voz del almuecín, que desde el alminar les convocará a degustarlas. Nosotros observamos con tanta curiosidad como respeto. Pero ya tenemos que irnos,  enseguida habremos de tomar otro avión para ir a ATENAS.  Cuando al final de esta primera jornada entramos con la maleta en el Hotel Stanley, son las tres de la madrugada. Nuestros huesos están molidos; pero intactas las fuerzas para continuar mañana. 

Un mañana que llegó demasiado pronto, pues para emprender esta segunda jornada nos levantamos a las 7´30 y sobre las 9 estábamos en CORINTO. Viki, la guía local, nos dice que está situada  en el punto en el que el Peloponeso se une con el Ática. Hoy cuenta con unos 30. 000 habitantes, que la han tenido que reconstruir tras los terremotos de 1995 y 2010.  Posiblemente fue su situación geográfica la que sugirió a Periando y Alejandro Magno la idea de construir un Canal, que facilitara el paso del mar Jónico a Atenas. Fue Nerón quien inició las obras, pero al abandonarlas, hubo que seguir transportando por tierra los vascos arrastrados por animales. Retomado el proyecto, se ejecutó  entre 1882 y 1893. El tráfico de navíos fue cuantioso durante un poco tiempo, porque el aumento de su tonelaje les ha impedido continuar pasando. Para admirar esta obra maestra de ingeniería, nos situamos sobre unas pasarelas metálicas. Allá en lontananza aparece el remolcador, que arrastra por el agua las embarcaciones casi rozadas por los espigones. Al cabo de una hora nos adentramos en el área arqueológica  de la antigua Corinto, previo paso por el Centro de Visitantes. Y en recuerdo de S. Pablo, que por aquí vivió unos diez y ocho meses, nos reunimos para celebrar la Eucaristía. Por  mesa de altar, uno de estos viejísimos y nobles sillares. Y como cúpula de este inmenso templo, el infinito cielo azul… Nos vamos a MICENAS, la patria de Homero. Viki nos dice que en el II milenio a. C., Micenas fue uno de los centros políticos más poderosos del mundo conocido, cuna del arte micénico extendido por todo el Peloponeso. Hoy es un yacimiento arqueológico de majestuosas ruinas, procedentes de la que un día fue una grandiosa acrópolis. En ésta puede verse aún la planta del palacio, donde el rey de Micenas, Agamenón fue asesinado  por su esposa Clitemnestra y su amante Egisto.  Nosotros vamos subiendo hacia la cima, despacio, para no perdernos  detalle de tanta riqueza histórica y artística como nos va saliendo al encuentro El tesoro de Atreo, El subterráneo de la Acrópolis, La Puerta de los Leones, Las Murallas Ciclópeas. Un conjunto, como no podía ser de otra manera, también  Patrimonio de la Humanidad.  Por la tarde, tras almorzar,  nos desplazamos  a la amplísima área arqueológica de EPIDAURO, una de las siete maravillas de Grecia y también Patrimonio de la Humanidad. Por escasez de tiempo sólo nos detenernos en su hermoso Teatro.  Según la guía, fue levantado en el s. IV a. C. por Policleto el Joven. Tiene capacidad para 14. 000 espectadores y excelente acústica. Hoy recibe a millones de visitantes. Como ellos, también nosotros, pequeño grupo de cordobeses, pudimos admirar su gradería de 54 filas, sentarnos, recorrerlas y subir por ellas hasta gozar del bellísimo paisaje que se ofrecía a nuestros ojos. Lo hicimos durante dos horas. Luego, tras otras dos de autocar, regresamos al Hotel Stanley de Atenas, muy necesitados de una buena cena y de una mejor cama.   (CONTINUARÁ)

 

Galería:

canal de corintio estambul murallas ruinas 

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