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31 de julio de 2009 | Antonio García Fuentes

El diluvio informativo: una plaga

¿Qué estamos más informados que nunca... quién y cómo? Efectivamente “el diluvio” de información que nos echan encima, las emisoras de radio y televisión, los periódicos de papel y la infinidad de los que ya hay en Internet, amén de los blog, lugares de consulta, archivos de todo o casi todo, podría dar lugar a que esa información fuese positiva para el conjunto de la humanidad que tiene acceso a todo ello. Pero no es así, ni hay tiempo, ni hay capacidad para “nadar en ese violento diluvio que como tal ahoga al final todo y deja un desierto tras de sí, que es lo que hoy es la sociedad actual y que se dice avanzada”... ¿Pues qué sabe el individuo en general? ¿En qué ha Progresado y para qué le sirve? Poco o tan poco que no merece la pena señalarlo; más que saber lo han embrutecido y desviado hacia saberes que le perjudican más que le benefician, puesto que en ese inmenso “cosmos” de donde procede ese hipotético diluvio, se ahogan las capacidades de las masas y sólo unos pocos, conscientes de sus limitaciones y del tiempo de que disponen, saben dominar esa inmensa riada y con el autodominio de su tiempo y capacidad, estudian y se forman dentro de sus posibilidades, olvidando todo el resto y en el que la basura abundan mucho más que lo positivo. Por ello salen de esa diluvio y tienen que seguir bebiendo en lo natural y humano, que siempre ha de tener contacto directo con el planeta y el Universo, puesto que naturalmente de él procede y allí están sus principales fuentes presentes y futuras.

Por otra parte lo que esos brutales y brutos medios de incomunicación (que no lo contrario que es de lo que presumen) nos echan constantemente, son basuras, chuminadas, violencia, degeneración... nos pintan un mundo absurdo, enloquecido, enviciado en cosas banales y que no aportan nada a lo positivo que necesitamos como seres humanos... ves incluso, a “esos monos y monas parlantes”, que pegados al micrófono y luciendo su físico (¿qué nos importa a nosotros verlos a ellos?) se llenan de gozo y se les ve gozar de su protagonismo, aún cuando a sus pies exista un charco de sangre capaz de cubrir toda su silueta. Los ves perseguir la primera noticia (“la primicia”) como si ella fuese a salvar al mundo; y persiguen como los lobos hambrientos, persiguen a su víctima, para sacarle las palabras que sean y como sean... y si alguno harto ya de tanto acoso, les tira la cámara a la cabeza o le pega una patada “a lo que sea”; encima se enfadan... “pues o sacrilegio se interfiere la información”. Demencial en lo que se ha convertido ese inmenso “corral de gallinas cacareadoras que la inmensa mayoría ni han puesto un solo huevo en su vida”.

No hablemos de esas tertulias “de vista u oído” (TV y radio) donde lo más escabroso de las miserias humanas, son sacadas como si fuesen joyas valiosas, y esparcidas por el mundo, sin reparar en los enormes hedores que producen y lo nocivo de las mismas; puesto que como además pagan por que los portadores de esas miserias, las cuenten siendo propias o ajenas; encima esos buitres carroñeros, se consideran figuras importantes... ¿figuras... importantes... de qué y para qué?

Ya hasta los niños y con esos artilugios o telefonines... graban sus peleas, los apaleos a otros, incluso a algún pobre enseñante, que no maestro (el maestro ha desaparecido de la enseñanza humana) y los difunden, o venden si se los compran, pues siempre hay buitres dispuestos a pagar la máxima sensación, para ofrecerla a esa masa inerte de oyentes o televidentes, que insensiblemente se lo tragan todo.

Además las leyes “progresistas”, al niño o jovenzuelo no le alcanzan y ese niño que ha nacido perverso, lo sabe y actúa y los mayores (más perversos aún) los utilizan, sabiendo la impunidad... y el indefenso pueblo tiene que soportar y pagarlo todo.

Resultado de todo ello; la insensibilidad atroz que hoy impera, el que todo se acepta, el embrutecimiento que lleva hasta esos hechos de violar a niñas o niños y en grupo, a quemar a un pobre indigente en su miserable choza o refugio, a hacer esas cosas que son horribles y que ya no les damos importancia, sencillamente por que nos han embrutecido, nos han arrancado la mayoría de fibras sensibles que teníamos hasta no hace mucho y la mayoría ve ya normal, lo que es horrible y aberrante.

Hoy los nuevos dioses son dos (ya ni la trinidad hindú, egipcia o cristiana valen) ahora los dioses son uno pero con dos cabezas y sus nombres son... ¡Fama y dinero... o dinero y fama!... y a ese dios o dioses, la mayoría y al parecer, son capaces de entregarle todo: quieren ser “víctima propiciatorias en el altar de la fama”.

¿La política?... ¿Pero hay política hoy digna de así denominarse? No, en absoluto, la política es el arte de gobernar bien a los pueblos y no el de destruirlos, embotarlos o dormirlos para que nunca despierten... y eso es lo que hace la política hoy. Sencillamente no hay gobernantes y menos estadistas, dignos de ser reconocidos como tales... ¿Las religiones?... mejor sonreír viendo el espectáculo; ambos bandos van en busca del dinero público pues “los cielos que preconizan, vete tú a saber quienes de ellos creen en los mismos?

 

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