Recomienda este artículo a tus amigos

Ariadna, una alegoría a la rebeldía y libertad femenina

Pulse aquí para ampliar

El teatro Victoria acogió ayer la representación de la obra Ariadna a cargo de la compañía Atalaya, dentro de la programación del 62 festival de Priego.
Se trata de una versión de Carlos Iniesta que se sustenta sobre extractos de textos de Marina Tsivetáieva, Nietsche, Catulo, David Pujantes, Ovidio y Hofmannstahl.
La dirección de la misma es de Ricardo Iniesta; la escenografía de Juan Ruesga y la música de Luis Navarro y temas populares de los Balcanes y Asia.
El elenco de actores estuvo formado por Raúl Vera, Silvia Garzón, María Sanz, Joaquín Galán, Aurora Casado, Jerónimo Arenal, Lidia Mauduit, Alba Mata y Bea Ortega.
Ariadna un personaje mitológico
Ariadna es un personaje mitológico pleno de magia que en ninguna de las tragedias griegas fue abordado pero que ha sido siempre uno de los más conocidos.
Tras Elektra y Medea, la extranjera –los espectáculos más internacionales de Atalaya, que han recorrido veinte países de cinco continentes- Ariadna completa la Trilogía de las heroínas griegas.
Más allá de su enigmática y misteriosa personalidad, la figura de la heroína representa la lucidez la rebeldía. Ariadna desafía el poder establecido de su padre -el rey de Creta, Minos-: por pasión amorosa ayuda a Teseo a matar al Minotauro y escapar del Laberinto, para luego marcharse con él, aun a sabiendas de las graves repercusiones que esa acción -contraria a la norma del Poder humano- acarreará. El gran dilema de la Tragedia se sitúa entre la pasión por vivir -que no por sobrevivir- y la sumisión a los dictados del Poder, tanto el humano como el divino; Ariadna rechazará el futuro que le impone Dionisos: la inmortalidad a cambio de convertirse en su esposa sumisa. Esa idea de no plegarse al Poder ni venderse por el éxito y la fama resultan hoy día de lo más necesario en contraposición al ansia de un triunfo fácil y rápido a cualquier precio.
Si en Elektra predominaba la idea del Fuego, y en Medea la Tierra, en Ariadna será el Agua el referente principal, tanto por la constante alusión a la travesía marítima, como por la propia calidad de energía del personaje principal. Este montaje supone la primera ocasión en que se aborda en primer plano la puesta en escena de este atractivo mito universal.
El sentido musical y mágico de Ariadna va aún más lejos que en Elektra y Medea ya que a la intensidad emocional de los cantos étnicos -interpretados por los actores- se añade el trabajo de composición y acompañamiento musical de Luis Navarro
Atalaya y el Centro Andaluz de Teatro conmemoran con este montaje sus 25 y 20 años, respectivamente. Se convierte además en el homenaje póstumo a su creador Carlos Iniesta, quien hasta el último día de su existencia trabajó sobre los últimos arreglos del texto.
Son muchas las voces que definen "Ariadna" como el mejor espectáculo en toda la trayectoria de esta compañía