Cuanta razón tenía Steve, cuando en los años 90 nos decía por la tele aquello de: “si bebes, no conduzcas”. Si en aquella época las sanciones eran duras, desde la aprobación del llamado “carnet por puntos”, y la fijación de una tasa para la determinación de la infracción penal, lo son mucho más.
A día de hoy la tasa máxima permitida, en aire espirado, es de 0,25 mg/l; en sangre es 0,50 mg/l. Pero ojo, en sangre siempre se dará más y si el análisis es positivo, que es lo más normal, el conductor tendrá que pagarlo de su bolsillo. Para conductores profesionales o con menos de 2 años de antigüedad, baja hasta los 0,15 y 0,30 mg/l.
Pero que sucede si excedemos esos límites. Cabrían dos posibilidades:
- Entre 0,25 y 0,60 infracción administrativa. La cual conllevaría una sanción entre 450 y 600 euros (si pagamos antes de 30 días nos harían un 30% de descuento y la cosa quedaría entre 315 y 420 euros), la retirada del permiso de conducción entre 1 y 3 meses y pérdida de 4 ó 6 puntos.
- Más de 0,60 infracción penal. La cual conlleva de 3 a 6 meses de prisión o multa de 6 a 12 meses y la retirada del permiso de conducción de 1 a 4 años. Aquí también hay descuento y si el conductor reconoce los hechos y acepta la pena se le reducirá en un 1/3. Aquí ya se está a lo que cada Juez determine pero lo “normal”, para la primera vez, son entre 1000 y 2000 euros y ocho meses de retirada del permiso. Eso sí, el Juez no quita puntos. Un consuelo.
Pero todavía queda algo más. Al haber sido retirado el permiso por un Juez, automáticamente habrá que realizar un curso de “reeducación y sensibilización vial”. Hasta no haberlo superado Tráfico no devolverá el permiso aunque se haya cumplido el tiempo de retirada. Este curso tiene una duración de 24 horas que se suele realizar en cuatro mañanas, saliendo por unos 350 euros. Eso sí, sólo se puede realizar en autoescuelas autorizadas y, ahí viene la pega, sólo hay cuatro en toda Córdoba. Estando la más cercana en Lucena.
Está claro que las sanciones son duras, sobre todo económicamente, pero mucho más duro es ser responsable de un accidente con heridos de por medio y saber que se podía haber evitado con una pizca de sentido común. La única tasa admisible para conducir es 0 y hasta que todos no nos concienciemos ahí estarán las multas para recordárnoslo.
Así que la próxima vez que bebamos, dejemos el importe de la última copa para pagar un taxi, aunque sea el de San Fernando.
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