Desde el pasado 2 de enero hasta el 16 se puede contemplar en la sala de exposiciones de la Casa Alcalá-Zamora una extraordinaria exposición de óleos de Remigio González.
Se trata de una veintena de sus últimas obras en las que alterna sus campos de amapolas y bodegones con las figuras de mujer y motivos taurinos, todas ellas impregnadas de esos tonos ocres tan característicos de sus pinceles.
Para Victoriano Crémer, premio nacional de Literatura, la pintura de Remigio González “no se resigna al sometimiento de las apariencias, por muy pintorescas o muy gratas que aparezcan a la vista, al gusto popular o al sentimiento, sino que desde su alta baranda contempla despacioso el movimiento de la luz, el contraste del color, la alegría cambiante de las formas y las somete a su sigular manera de expresión: despacioso el movimiento de la luz, el contraste del color, la alegría cambiante de las formas y las somete a su singular manera de expresión: despaciosa y cuidada, prudentemente teñida, gestuamente disciplinada. Persigue, desde sus primeras pinceladas tocar en lo hondo del alma del objeto motivo de su atención”.
Antonio Castilla Bermúdez por su parte al hablarnos de la pintura de Remigio González subraya que “las amapolas le prestan su color a los paisajes desangrándose de amores sin que las moleste nadie”
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