Comentarios Pasajeros.- El Carro de la Alegría con "Popular oportunismo"

En un documentado artículo que publica Manuel Pulido Jiménez en la edición digital del periódico Adarve recoge la historia de una vergüenza, al detallar minuciosamente todas las acciones que durante más de treinta años han llevado nuestros políticos locales, bien individualmente o bien en los plenos para solicitar una carretera digna que nos una con el Puente San Juan. Acuerdos, promesas que no han servido para nada, o para poco, mociones en diferentes cámaras, proyectos, presupuestos y demás para conseguir en este largo período de tiempo sólo ocho kilómetros que van del Puente de San Juan hasta Zamoranos. A esto hay que unir el trayecto que salva El Cañuelo. Después de muchos años de proyectos, licitación y ejecución está terminado, al fin, pero sin entregar por la empresa, puesto que no cobra. Con esto de la crisis, la Junta tiene demasiadas bocas abiertas y suele llenar las más grandes que son las que pueden pegar los gritos más fuertes. Para Priego como estamos casi olvidados, con voz débil, y después de tantos años de espera, unos más, como se ve no tienen importancia.
Indignados los pocos habitantes de El Cañuelo, viendo cada día el trozo de carretera terminada, y sin poder usarla, deciden hacer a través de su asociación cultural Cerro de la Mesa una recogida de firmas para solicitar a la Junta la apertura del trozo terminado de esta A-333 que está embrujado por lo visto. Además, de la apertura de este tramo solicitan también el inicio de obras del trayecto que continúa por las Angosturas. Reparten impresos por los diferentes pueblos de nuestro partido judicial y empiezan los vecinos a firmar. Al enterarse los políticos del PP de Priego en el poder municipal y viendo el movimiento de protesta, deciden convocar, con una prisas inusitadas, una manifestación "de manera unilateral por la Alcaldía sin contar con la Asociación", según manifiesta su presidente, que añade que la convocatoria la hacen "sin que previamente se dirigieran a nosotros, como colectivo que ha impulsado la recogida de firmas, y en estos momentos está abanderando esta demanda". Es decir, aprovechan el movimiento de protesta para rentabilizarlo a su favor. Se suben al carro de la alegría, donde la siembra está hecha y el voto a cosechar lo ven maduro y a punto de recogida.
Ya hicieron lo mismo cuando hace unos años surgió un movimiento ciudadano que reivindicaba la mejora de nuestras comunicaciones por carretera. En aquella ocasión se formaron manifestaciones en Priego y hasta en Fernán Núñez, delante de la ministra de Obras Públicas, entre otras acciones. Paralelamente, más tarde, también, unos pocos afiliados al PP, que se contaban con los dedos de una mano, realizaron su particular protesta en una carretera de una forma aislada del movimiento ciudadano original, contribuyendo de una forma apreciable a la desaparición de aquella corriente apolítica que tenía por objetivo luchar por la mejora de nuestras carreteras fuera de la influencia de los partidos. Pero se ve que esto no es posible. Como caigan unas gotas de inquietud ciudadana, ya están los hortelanos de nuestras huertas políticas con las escardillas abriendo surcos a ver lo que se puede cosechar en ellos.
Con lo cual contribuyen de una forma desgraciada a abortar las sanas intenciones de unas reivindicaciones justas y necesarias de solución que brotan del pueblo. Los que ahora se decidan a firmar el papel de la iniciativa ciudadana sin matiz político en sus orígenes, se pararán a pensar en este "popular oportunismo" que como mancha de aceite ha caído sobre el blanco pliego impoluto.
Si se quiere viajar, se alquila otro carro. Los viajeros sin asiento y con billete oportunista, con el traqueteo del carricoche y las curvas del camino, molestan a los viajeros que pagaron su billete con la sinceridad de su indignación, consiguiendo que se bajen, corriendo y a escape en la primera parada y no terminen el viaje que empezaron ilusionados.
Deben meditar este punto en un futuro y tenerlo en cuenta, por si en otro momento quedan algunos raros ciudadanos todavía con ganas de poner algún carromato en movimiento solicitando mejoras para nuestra comunidad.
¡Que no conviertan las carrozas de la alegría en los armatostes del desencanto del pueblo con iniciativas!