La nueva ley de educación: Más que un mal sueño, una pesadilla

Según están anunciando los medios de comunicación en las próximas semanas se va a aprobar la Ley Orgáncia de Mejora de la Educación. La famosa Ley Wert.
Con toda seguridad el PP, con el apoyo puntual del Foro de Asturias y UPyD aprobará esta nefasta ley y consagrará la educación como negocio, por encima del derecho constitucional.
Casi toda la comunidad educativa se ha manifestado en contra de esta Ley. La marea verde está siendo cada vez más visible y está expresando su rechazo con la huelga en la enseñanza del pasado 24 de octubre. Además, se ha convocado una consulta ciudadana por la Plataforma Estatal por la Escuela Pública para manifestar el “rechazo” de la sociedad a los recortes en educación y a las políticas del Partido Popular que a 17 de octubre se había alcalzado una participación de más de un millón dem respuestas, de las cuales el 99% rechazaba los recortes ylas políticas educativas del gobierno.
Son múltiples los análisis que, desde diferentes ópticas, se han realizado a la política educativa del PP expresada con esta Ley Orgánica.
Intentaremos simplificar con algunos ejemplos:
El PP afirma que esta Ley está enfocada para “la mejora de la educación”; argumentando que existe un excesivo abandono de la escolaridad obligatoria. (En 2012 un 24% de los jóvenes españoles abandonaron sus estudios una vez terminada la educación obligatoria. Esto supone un descenso de siete puntos si lo comparamos con el 2008. Hace cinco años el 60% de estos jóvenes alegaba que había encontrado un trabajo o prefería buscarlo. El pasado año este pordentaje se había reducido a un 40%; según el Informe de la Juventud en España 2012).
Resulta evidente que las causas reales de este abandono prematuro no son intrínsecas al sistema educativo: Los “cantos de sirenas” de la burbuja del ladrillo capturaron a gran cantidad de jóvenes, que vieron un estímulo en el dinero fácil y rápido y no en la inversión de futuro que es la educación. Eso sí, alentados por el propio sistema económico que les ofrecía buenas ofertas de consumo: motos, coches, móviles último modelo, ...
Pero la solución que ofrece esta nueva ley no es la de conseguir que todos los jóvenes se graduen en las mismas condiciones. Lo que hace es plantear tres itinerarios educativos estratificados y sin permeabilidad que clasificarán a los futuros trabajadores. En primer lugar las élites científicas, técnicas y de gestión al mas alto nivel. Cursarán los bachilleratos e irán a la universidad. En segunto lugar los especialistas en cuestiones técnicas medias que cursarán la Formación Profesional. En tercer lugar los que carecen de cualificación profesional y que formarán parte de los que ocupen los trabajos precarios.
Este sistema de itinerarios supone, además, que se tomarán decisiones definitivas sobre el futuro de niños de 12 ó 13 años, sobre su vida, sus expectativas; quitándoles oportunidades de crecimiento personal y negando la posibilidad de rectificación.
Esta concepción de la educación, unida al hecho de que en todo el texto propuesto por el ministerio no aparece la palabra “inclusión” y la palabra “diversidad” sólo aparece tres veces, “evaluación” aparece 135 veces y “prueba”, como sinónimo de examen, está presente 54 veces; nos muestra a las claras la intención clasista y segregadora de la LOMCE.
Otro ejemplo claro es la intención privatizadora que emana de esta Ley. Privatización que se estructura en dos facetas. Una es la subordinación de la enseñanza pública sobre la privada. En 2007, en la Comunidad de Madrid se regalaron 50 parcelas de terreno para la construcción de centros privados y concertados. Además, de 2008 a 2010 se crearon en la misma Comunidad 10 centros públicos frente a 99 privados.
Pero, además, la propia ley establece aumentar el periodo para renovar los conciertos: de un máximo de 4 a un mínimo de 6 años en Primaria y cuatro años en Secundaria. Además, las administraciones deberán tener en cuenta la "demanda social" a la hora de programar el reparto de plazas, es decir, si hay padres que prefieran llevar a sus hijos a la escuela concertada en vez de a la escuela pública se crearan las unidades en los centros concertados, mientras se suprimen en los públicos.
La consecuencia directa es que se produce una transferencia de fondos públicos a “intereses privados”: como está ocurriendo con la privatización de la gestión de las escuelas infantiles en la comunidad de Madrid que están quedando en manos de CLECE, del grupo ACS de Florentino Pérez.
La otra faceta es la denominada privatización endógena; consistente en importar ideas del sector privado, logrando que los centros de enseñanza pública funcionen como empresas privadas. Para ello se basan en la supresión de los procedimientos de gestión participativos de los centros, en el cambio progresivo del estatus de estudiante a cliente, la vinculación de la calidad o la eficiencia a baremos de ámbitos privados y el establecimiento de ranking de clasificación de centos basados en criterios de calidad descontextualizados.

Estos ejemplos son una muestra del modelo educativo de la LOMCE, pero hay muchos más que iremos desgranando en próximos artículos