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1 de agosto de 2009 | María Jesús Burgos Mérida

¿Es realmente necesaria la asignatura de “Educación para la ciudadanía”, dentro de un aula actual del tercer ciclo de educación primaria, para la educación en valores del alumnado?

Debemos empezar concretando el término ciudadanía, la Real Academia Española lo define como: cualidad y derecho de ciudadano, conjunto de los ciudadanos de un pueblo o nación y comportamiento propio de un buen ciudadano.
Al conocer el verdadero significado de la palabra ciudadanía conocemos también el significado de la expresión “Educación para la ciudadanía”, vamos a educar a los alumnos para que sean unos buenos ciudadanos; como todos sabemos es la nueva asignatura implantada, tanto en el tercer ciclo de educación primaria, como en el segundo ciclo de educación secundaria.
Los escolares andaluces, asturianos, cántabros, catalanes y navarros, a partir de septiembre, requerirán de un libro de texto para esta nueva asignatura; libro que será designado por cada centro educativo. Numerosas editoriales han editado el libro necesario para la asignatura, como son: Santillana, Edebé, Teide y Fundación Santa María-ediciones SM.

Nos centraremos en los temas y contenidos que la asignatura aborda dentro de las aulas del tercer ciclo de primaria.
Esta asignatura pretende enseñar a nuestros niños valores tan importantes como:
1. Conocer y aceptar la propia identidad, las características y experiencias personales, respetar las diferencias con los otros (edad, sexo, características físicas, personalidad, etc.) y desarrollar la autoestima.
2. Desarrollar la afectividad en todos los ámbitos de la personalidad y en sus relaciones con los demás, así como una actitud contraria a la violencia, a los estereotipos y prejuicios.
3. Actuar con autonomía en la vida cotidiana y en las relaciones de grupo. Interiorizar criterios éticos, desarrollar habilidades emocionales, comunicativas y sociales. Conocer y apreciar los valores y normas de convivencia y aprender a obrar de acuerdo con ellas.
4. Participar en actividades de grupo con un comportamiento constructivo, responsable y solidario y valorar las aportaciones propias y ajenas.
5. Contribuir a la participación activa en los grupos de referencia (escuela, familia, entorno próximo), con actitudes generosas, tolerantes y solidarias.
6. Reconocer la diversidad como enriquecedora de la convivencia, mostrar respeto por las costumbres y modos de vida de poblaciones distintas a la propia. Incorporar a los niños y niñas extranjeros en su nuevo entorno sociocultural.
7. Conocer y valorar los derechos reconocidos en las declaraciones internacionales y en la Constitución española.
8. Conocer los mecanismos de funcionamiento de las sociedades democráticas, el papel de las administraciones en la garantía de los servicios públicos y la obligación de los ciudadanos de contribuir a su mantenimiento y cumplir sus obligaciones cívicas.
9. Identificar y rechazar las situaciones de injusticia y de discriminación. Sensibilizarse sobre las necesidades de las personas y grupos más desfavorecidos. Desarrollar comportamientos solidarios.
10. Valorar y cuidar el medio ambiente y el entorno.

Ahora nos surge la pregunta: ¿por qué hemos tenido que llegar al punto en el que a los alumnos se les tenga que adoctrinar en valores?
La sociedad ha respirado tranquila al saber que sus hijos, hermanos, primos, sobrinos, etc., van a recibir este tipo de contenidos en la escuela.
Pero lo que no hemos pensado es que estos valores deberían verse en el día a día de los pequeños, no una hora a la semana, y no solo en la escuela, sino también en sus casas, en su barrio, en el mercado, en el parque, etc.
Centrándonos en el libro editado por SM los contenidos concretos que los alumnos de esta asignatura recibirán serán los siguientes:
I. Individuos y relaciones interpersonales
• La dignidad humana: libertad y responsabilidad en la toma de decisiones. Desarrollo de la autonomía personal y de la autoestima. Valoración de la identidad personal, del autoconocimiento, de las emociones y del bienestar propio y de los demás.
• Derechos del niño y derechos humanos. Relaciones entre derechos y deberes. Reconocimiento de su carácter universal para todos los hombres y mujeres, sin discriminación.
• Reconocimiento y aprecio de las diferencias de género como un elemento enriquecedor de las relaciones interpersonales. Valoración de la igualdad de derechos de hombres y mujeres en la familia y en el mundo laboral.
• Asunción de los valores ciudadanos en la sociedad democrática: respeto, tolerancia, solidaridad, deberes ciudadanos respecto a la comunidad.
II. Convivencia y relaciones con el entorno
• Convivencia en el entorno inmediato (familia, colegio, barrio). Desarrollo de actitudes de comprensión y solidaridad ante los problemas y necesidades de los demás.
• Responsabilidad en el ejercicio de los derechos y los deberes que le corresponden como miembro del grupo y participación en las tareas y decisiones del mismo. Dominio de las reglas de funcionamiento de la asamblea como instrumento de participación en las decisiones colectivas.
• Convivencia y conflicto: expresión y control de las propias emociones. Valoración del diálogo como instrumento privilegiado para solucionar los problemas de convivencia y los conflictos de intereses en la relación con los demás.
• Identificación y rechazo de las causas que provocan situaciones de marginación, discriminación e injusticia social.
• Identificación de algunos rasgos de diversidad cultural y religiosa. Sensibilidad y respeto por las costumbres, valores morales y modos de vida distintos al propio.
• Participación en el funcionamiento del centro: elección de representantes. Valoración de los cauces de participación.
III. Vivir en sociedad
• La convivencia social. Necesidad de normas para convivir. Iniciación a la participación ciudadana en el municipio desde la escuela.
• Conocimiento de los principios de convivencia que establece la Constitución española y caracterización de la democracia.
• Identificación de los bienes comunes y de los servicios que los ciudadanos reciben del Ayuntamiento, la Comunidad o el Estado y la contribución de los ciudadanos a su mantenimiento a través de los impuestos.
• Hábitos cívicos: cuidado del entorno. Respeto a las normas de movilidad vial. Educación para el consumo responsable.

Me parece de risa que estos contenidos tengan que ser impuestos como una asignatura dentro de un aula española actual, donde se supone que reina la igualdad, la multiculturalidad, el respeto, la democracia, la diversidad de opiniones, la libertad…
Al leerlos nos damos cuenta que la asignatura pone sobre la mesa un hecho importante, los niños no conocen cosas tan importantes como sus derechos, el respeto a los demás, convivir en sociedad…sino ¿por qué ha sido tan urgente la su implantación?
La siguiente duda que a mí me surge es que, quién tiene ahora la culpa de esto, quién tiene la culpa de que alumnos de 8 o 9 años tengan que “estudiar” los valores que reinan en su sociedad por medio de unos contenidos delimitados en una asignatura.
Aquí hay varias opiniones, concretamente yo he podido escuchar dos, si preguntamos a los profesores nos dicen que la culpa es de la educación que los padres dan a los niños, y si preguntas a los padres te dicen que la culpa es del colegio; pero los que salen perdiendo son los niños. En mi opinión la culpa es de todos, de la sociedad en general.
Hasta ahora no ha sido necesario el redactar de una forma tan artificial los principios democráticos por los que nos regimos en la sociedad para dárselos a los niños, desde siempre estos valores se han aportado dentro de la escuela, no podemos pensar que es algo nuevo; la abismal diferencia es, que antes se trabajaban en el aula dentro del currículo oculto, de forma que los alumnos poseían de una forma inconsciente los contenidos que la actual asignatura se tratan.
Lo que debe cambiar no es una hora de clase a la semana, lo que debe cambiar es la sociedad entera; como vamos a pedirle a nuestros niños que memoricen lo importante que es el respeto a los demás y la igualdad entre ambos sexos, si esa tarde puede ver en la televisión como otro hombre ha asesinado a su mujer por celos.
Los niños non son tontos, son plenamente conscientes de la sociedad en la que viven; y se impregnan de los valores que reinan en ésta, no de los que nosotros queramos imponerles.
O cambiamos la sociedad entre todos, o vamos a dejar de engañar a los niños con falsas esperanzas y vamos a hablarles de la realidad en la que vivimos.

Dentro de las familias mas conservadoras, también dentro de las mas liberales, se a suscitado la polémica de que el estado haya aprobado esta implantación de la asignatura, ya no son los padres los que deciden qué enseñanza moral se va a dar a los hijos, sino que será el Estado quien decida este punto, pretenden modelar a los niños como si de arcilla se tratara.

Desde el sector político del país se habla de una guerra entre la izquierda y la derecha; la derecha tacha a los socialistas de querer manipular la sociedad, y la izquierda tacha a los populares de solo querer oponerse a esto como también se opusieron al divorcio, el aborto, polemizaron con la enseñanza de la religión, el matrimonio entre homosexuales…
Al ver estas declaraciones nos damos cuenta que ésto no es solo por los niños, por la sociedad o por la democracia, es una guerra política como tantas otras y que esta vez a pillado en medio a los alumnos, a los profesores y por supuesto a las familias.

En mi opinión no creo que esta asignatura sea precisamente una muestra de querer cambiar las cosas hacia una educación democrática, sino todo lo contrario.
La educación para la ciudadanía no va a sustituir la educación que los niños están recibiendo por medio de los políticos, los cuales no gozan de ser ni sinceros, ni democráticos, ni de estar informados y por supuesto tampoco de ser participativos.
No queramos solucionar nuestro comportamiento diciendo que está mal, sino que debemos ir con nuestro ejemplo por delante.
Ya no solo hablo de políticos, de periodistas, de profesores, etc., sino que hablo de la sociedad en su conjunto, con un buen ejemplo podemos hacer posible que los niños adquieran el respeto, el diálogo, la solidaridad, la paz, la igualdad, y muchos otros valores, como parte de sí mismos y no como algo abstracto que saben que deben hacer, pero que nunca nadie les a enseñando.
Ningún gobierno verdaderamente democrático puede imponer valores que no estén recogidos en la Constitución o en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre.

No podemos decir que todas las críticas a esta nueva asignatura son constructivas ya que, la iglesia la rechaza por, entre otras cuestiones, ser un atentado a la moral católica en el caso de la homosexualidad.
Al tratar el tema de la familia se les muestra a los niños los diferentes tipos de familias de las que un niño puede gozar hoy en día, aquí se trata el tema de los matrimonios homosexuales, no consideradas como tal por la iglesia católica española.
Y ahora bien, cómo pensamos educar en valores, si le estamos negando el derecho a la libertad, le estamos negando el respeto y estamos discriminando a dos personas por ser homosexuales. El respeto, por lo que deja a entender, es para la iglesia condenar fuertemente todo aquello que no coincide con sus opiniones, que son únicas y por supuesto completamente verdaderas.

Los contenidos citados no deben servir, como dice Gregorio Peces-Barba Martínez, para “afirmar y fortalecer la democracia y la Constitución en la formación de las generaciones futuras”, ya que la democracia que vivimos actualmente yo solo la considero como tal por el sistema político pero no puedo decir lo mismo de la sociedad que lo compone.
Vivimos en una sociedad minimalista, formada por individuos que parecen ser zombis que siguen a la masa, sin preguntarse por qué, sin plantearse a donde conducen los caminos que eligen, y lo más importante, sin cuestionarse a donde conducirán sus decisiones a los niños como futuros adultos.

Otro inconveniente que podemos encontrar es la falta de preparación del profesorado, que no tienen en las titulaciones de magisterio ningún tipo de contenidos obligatorios sobre los derechos humanos, que son conocidos por todos, pero no es conocida la metodología para su inserción en un aula real con niños de carne y hueso.
Tanto el profesor como la familia pierden su papel en el desarrollo de la conciencia moral de los alumnos. Una duda que asalta a las familias de estos alumnos es que, cómo se evalúa el grado de ciudadanía o lo buen ciudadano que es cada niño.
Son los padres y las familias los que deben educar a sus hijos para que sean buenos ciudadanos, con unas ideas democráticas; por esta razón podríamos plantearnos que los que deberían acudir a esta asignatura no son los niños, sino los padres, y en general todos los ciudadanos que creemos vivir en una sociedad democrática, a partir de ahí seguro que los alumnos entenderían mejor la importancia y la necesidad de estos valores.
Esto no quiere decir que en la escuela se dejen de lado estos valores, sino todo lo contrario, que se traten de una forma exhaustiva pero dentro del currículo oculto.
Teniendo ya claro que la asignatura es más contraproducente que bienhechora, volviendo a fijarnos en los objetivos que se nos proponen y tomándolos uno a uno, advertimos como estos valores se pueden ensamblar perfectamente con el resto de las asignaturas.
Empezamos por el primer objetivo; que nos decía que pretende desarrollar la autoestima, conocer su propia identidad y respetar las diferencias con los otros; todo esto se puede tratar perfectamente dentro del área de la educación física y en el área de conocimiento social y natural por ejemplo.
El segundo nos propone enseñar a tener una actitud no violenta y desarrollar la afectividad hacia los demás, este punto se puede tratar diariamente en la resolución pacífica de los conflictos.
El tercer punto nos dice que debemos actuar de forma autónoma en la vida cotidiana, este tema se puede desarrollar de una forma estupenda dentro de la familia de cada alumno, dándole la libertad necesaria para que haga las cosas por si mismo, y no sobreprotegiéndole.
En cuarto lugar nos muestra la importancia de saber participar dentro del grupo, aportando opiniones y respetando las demás, éste es otro punto que se puede tratar diariamente dentro de absolutamente todas las asignaturas de educación primaria.
El quinto nos señala que se debe contribuir a la participación en los grupos de referencia, ésto se debe tratar de una forma global por todos los grupos que cada alumno tenga como referencia, que serán diferentes en cada alumno; cada grupo incentivará al alumno a su participación dentro del mismo.
El sexto expone el reconocimiento y el respeto a la diversidad, lo trata como medio para incorporar a los niños extranjeros a su nuevo entorno; la multiculturalidad en las aulas se debe tratar como un tema enriquecedor y nunca como un obstáculo, las diferencias entre unos y otros estarán presentes en todas las áreas y por tanto se deberán tratar en todas ellas.
El séptimo nos aporta el reconocimiento de sus derechos por parte del alumnado, los alumnos deben ser plenamente conscientes de los derechos de los que disponen como ciudadanos, y este tema se puede tratar intachablemente dentro del conocimiento social.
El octavo nos apunta a que los alumnos deben conocer el funcionamiento de un sistema democrático, pero, si el aula en la que desarrollan su día a día adopta las medidas de una escuela democrática este punto ni siquiera tendremos que tratarlo, ya que, los alumnos serán plenamente conscientes de lo que significa estar en un sistema democrático.
El noveno presenta la importancia de que los alumnos sepan distinguir una situación de injusticia y discriminación; al igual que en el punto anterior me limito a exponer la idea de que si los alumnos realmente se desarrollaran en un ambiente democrático, son lo suficientemente inteligentes y tiene un pensamiento crítico capaz de discriminar una situación fuera de lo corriente.
Y por último el décimo, que enseña a los alumnos a valorar y cuidar el medio ambiente, otro punto perfectamente tratable por conocimiento del medio, educación física, y por supuesto debe ser tratado como punto fundamental dentro del aula, tratando de reciclar, cuidar el parque, etc.

En conclusión cabe decir que después de todo lo investigado mi opinión sobre la indebida implantación de la asignatura “Educación para la ciudadanía” ha cobrado aún más resistencia.


Fuentes:
Educación para la ciudadanía. (2 de mayo de 2007). El País, p. 26.
La educación para la ciudadanía. (18 de septiembre de 2006). El País, p. 17.
Bolívar, A (2007). Educación para la ciudadanía. Algo más que una asignatura. Barcelona: Graó.
Tedesco, J.C. (1996). La Educación y los nuevos desafíos de la formación del ciudadano. Nueva Sociedad, 146, 74-89.

 

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