Desapacible mañana de Viernes Santo la vivida hoy en un Priego totalmente volcado con la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
A las 11 de la mañana un numeroso gentío expectante aguardaba impaciente en el Compás de San Francisco la salida de Jesús. Unos minutos antes ya había caído el primer chaparrón de la mañana, no obstante el cielo se abrió ante los vítores y palmas de la concurrencia cuando se abría el portal de San Francisco.
Tras la imagen de Jesús lo hacían el paso de San Juanico con la Magdalena y la Verónica, y es paso de la Virgen de los Dolores Nazarena, pero cuando apenas se habían adentrado en la Carrera de Álvarez tuvieron que regresar precipitadamente a su templo en el segundo chubasco de la matinal del Viernes Santo.
Jesús Nazareno rodeado de una inmensa multitud proseguía su camino hacia el Calvario escoltado por el escuadrón romano y acompañado de sus bandas de cornetas y tambores, los chaquetillas colorás, numerosos hermanos cofrades.
Al término de la Carrera las Monjas el capitán de los romanos ordenó como manda la tradición el paso ligero y de nuevo el agua comenzó a caer con fuerza y un mar de paraguas pobló la plaza Palenque.
Ya en el monte Calvario de nuevo la muchedumbre esperaba la llegada de Jesús y una vez más la lluvia intermitente descargó sobre el Gólgota prieguense
Nuestro Padre Jesús Nazareno impartía bajo una pertinaz lluvia su bendición a las 2:15 de la tarde pero los paraguas se cerraron al unísono para alzar los hornazos y entonar los “vivas” a nuestro padre Jesús Nazareno.
Después de más de 6 horas de procesión la venerada imagen volvía a su templo de San Francisco a las 5:15 de la tarde, en una mañana de Viernes Santo deslucida por la meteorología.
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